domingo, 24 de agosto de 2014

Advertencia: palabras mal sonantes. Escrito el 21/08/2014.

No suelo enojarme mucho, al menos no en serio. A veces suelo pensar que tengo una incompatibilidad para poder demostrar mi enfado hacia algo o hacia alguien, prefiero callarme y observar las cosas. Pero hoy... hoy ocurrió un hecho tan inaudito, tan sacado de una mala película que ya no sé cómo sentirme; si estar enojada, triste, anonadada o simplemente reírme de la estupidez imperante en mi país, de verdad.

Dime...¿cómo? ¿Cómo un puto helicóptero de las putas fuerzas policíacas va y aterriza en plena universidad...en MI universidad...? ¿Cómo chucha pasan éstas weás? Es que no sé qué mierda tienen en la cabeza, por la reconchetumadre weón... no sé. ¿Por qué?

Estoy enfadada, y al mismo tiempo no puedo creerlo. Sé que mi universidad es complicada, sé que hoy no tuve clases porque estaba lleno de bombas lacrimógenas afuera y adentro, sé que mi universidad es sede de todo el malestar de la sociedad, lo sé y me gusta que así sea, de hecho, por eso la elegí. Pero no vengan a decirme que ese abuso y acoso de poder está justificado, porque en ninguna parte lo está, por donde lo veas es ridículo. Dicen que es por un carabinero herido... ajá, claro y mira, aunque fuera así, aunque fuera por un paco herido, no pueden ir y entrar a un recinto al cual tiene que pedir permiso, no es primera vez que llegan y entran a  la universidad. ¿Cuántas veces no han botado las rejas, y tomado preso a cualquiera por estar mirando lo que pasa? ¿Cuántas veces no han entrado y acorralado a los estudiantes contra la pared y obligarlos a ser registrados? ¿Cuántas veces no nos han tirado agua, gas, o el carro encima? Me emputece esta wea, de verdad. Toma toda mi paciencia, toda mi calma y la tira a la mierda porque me enoja de sobre manera la injusticia y el creer que porque eres "uniformado" estás por encima de otra persona, todos somos iguales. Por eso mismo no puedes ir y entrar a un lugar donde ya había gente, y después levantar el helicóptero y tirar un montón de tierra... no se puede, ¿pero qué pasa? Van y lo hacen y ni siquiera dicen nada, ningún comunicado, ningún porqué, nada. Porque nosotros no tenemos derecho a saber, entiendo yo.

Mientras esto pasaba en el estadio de la universidad, dentro, cerca de las salas ocurría de lo siempre, fuerzas especiales entrando a la universidad, disparando bombas lacrimógenas como si se tratasen de cualquier cosa, arrestos al azar. ¿Cuántas veces no he tenido que correr yo para que no me tomen detenida? Más de las que debería, y eso que sólo llevo dos años en la institución...una pena. No por el ambiente, a mí me encanta la universidad, en serio, la amo. Es todo lo que deseaba de niña, un lugar que no sólo te permita crecer como estudiante, sino también, como persona. Me ha enseñado a pensar por mí misma, parte de lo que soy ahora se lo debo a ella. Pero lo que sí me molesta es la estigmatización de la que somos víctimas, el que siempre tengamos que cargar con visitas no deseadas de personas tan poco caballerosas como lo son las fuerzas de servicio público.

Antes, de verdad que respetaba a todos los uniformados, para mí, eran un ejemplo. ¿Ahora? Ya ni pena les tengo, una lástima que tengan que sentirse mejores aplastando a los demás con el pretexto de ayudar. Lástima que tengan que humillar a los demás para sentirse poderosos, lástima que estén perdiendo la confianza de la gente con actos como estos, lástima que a pesar de que hay buena gente ejerciendo las labores de carabineros de Chile, sean opacados por personajes como estos... con personas que no están ahí por vocación, sino, porque no hallaron nada mejor que hacer con su vida, que "servir" a los demás.

"Duerme, tranquila, niña inocente." Eso dice su himno, ¿no es así? Créanme, que sólo son palabras bonitas, porque desde que descubrí de lo que son capaces los carabineros, ya no puedo dormir tranquila. Aunque bueno, jamás fui una niña tan inocente, al menos no en ese sentido. Gracias, mi cabo. 



martes, 22 de julio de 2014

La mecánica del corazón.

He leído muchos libros a lo largo de mi vida. Por cariño, por placer, por obligación, curiosidad y mil motivos más. En algunos he encontrado un verdadero reflejo de nuestro mundo, en otros un universo diferente y hermoso. En otros conocimiento inimaginable o un buen amigo. Shakespeare es uno de los mejores autores que he leído, la Divina Comedia de Dante, también entra en mis favoritos. Lars Kepler también, y bueno, las novelas negras suecas tienen mi preferencia por sobre todo; hay algo en el estilo gótico y oscuro que me anima a devorarlos rápidamente (Joona Linna es mi Sherloock o Robert Langdon sueco y lo amo)

He leído pocos libros de amor, creo que sólo dos o tres. No es un tema que me guste mucho de leer, no sé por qué. Escribo mucho sobre él ¿pero leerlo? No, no me gusta. Creo que jamás me llegan, jamás los siento escritos de verdad. Son un intento más por adentrarse dentro de un mundo que es muy vendido, sólo eso. Creo que está tan usado que a la larga, cualquier cosa que mezcle un drama con amor, es dinero rápido. El boom de estos libros fáciles de leer y poco profundos, llenos de romanticismo barato y amor de papel no me gusta, por eso jamás suelo leer los "libros de moda".

Por eso cuando escuché hablar sobre "La mecánica del corazón" o "Jack Et La Mécanique Du Coeur" (Sí, aunque no lo parezca hablo un poquitín de francés. Lo amo ¿qué puedo decir?) no le presté mucha atención. Pero empecé a ver que había muy poquita gente que lo había leído, y la gente que sí lo había hecho, lo amaba. Así que le di una oportunidad y me leí la sinopsis del libro, y quedé prendada cuando supe que Jack era hijo de una prostituta.

No, no tengo un fetiche con las prostitutas, aunque las admiro (Tengo mis motivos) La razón porque me llamó la atención, es que la portada era como el de un libro infantil y el resumen era todo lo contrario. Esa dicotomía capturó mi atención. Así que hice lo que cualquier niña sin tarjeta de crédito y que vive en un país sin cultura de lectura, haría: les lloré a mis papás para que me lo trajeran de España. Sí, lo hice y ahora, viendo en retrospectiva, no me arrepiento para nada. Mi dignidad y orgullo nunca me han impedido hacer nada.

Se demoró un mes en llegar y casi me volví loca, sentía algo extraño. Pensé que si no me gustaba, lloraría a mares por todas las expectativas que le tenía. Y finalmente me llegó. Mi mamá me rogó porque lo leyera despacio (En promedio me demoro un día en leer un libro y mis padres creen que tengo un problema) Lo intenté, lo juro. Lo leí solamente en mis caminos entre la universidad y mi casa, lo cual es una hora. Y me demoré tres días en terminarlo. Mi mamá me regañó porque dijo que se había demorado más en llegar que yo en leerlo (Además de que ya le estaba pidiendo otro, de verdad, necesito un trabajo para comprar más libros)

"Es cierto, soy una especie de discapacitado del gran amor y se supone que mi corazón postizo no es capaz de aguantar el terremoto emocional que siento cuando la veo pero, qué le voy hacer, late por usted.”

Aún recuerdo cuando leí el final, estaba en una de las estaciones de metro y sentí que alguien le había arrancado páginas porque no podía terminar de esa manera. Entré en negación y de la emoción casi lloro, la gente me miró extrañada, no todos los días ves a una niña de veinte años abrazada a un libro, ¿verdad? En fin, lo terminé y sentí que una parte de mí se quedó dentro de ese libro y que, paralelamente, una parte del "Little Jack" se quedó conmigo.

            "Te pasas el tiempo curando a la gente, pero ahogas tus heridas en el alcohol de tus propias lágrimas. ¿Por qué?"

No contaré el libro, ni el final. Pero es por lejos, uno de los mejores libros que he leído. Me emocionó, me hizo ser una pequeña de nuevo, y creer en el amor. Que si bien, no siempre es perfecto (de hecho, casi nunca lo es) sí te hace hacer cosas. Te hace esforzarte, ser mejor o peor, persona. Luchar, luchar y no rendirse por él. Incluso si no puedes amar, o incluso sí tienes miedo. A veces, resulta y eres feliz con esa persona especial, y otras, no lo eres. Amas, entregas todo, lo das todo pero simplemente no es suficiente  y tienes que vivir con ello.


" Y sin embargo he puesto mi vida en tus manos, porque, más allá del sueño, me has dado una dosis de amor tan fuerte que me he sentido capaz de enfrentarlo todo por ti.”

Además, lo que más me gustó del libro (lo cual no tiene nada qué ver con la trama o el final, repito, no diré nada sobre eso) es la forma en la cual esta narrada. Es sublime como mezcla metáforas y un lenguaje precioso para poder contarnos la historia de Little Jack, creo que eso fue lo que más me cautivó.

      “Las penas amorosas pueden convertir a las personas en monstruos de tristeza”

Culpo tal vez, al idioma, el francés de por sí es un idioma delicado y de palabras bien sonantes. Aunque tampoco debo quitarle méritos al autor, Mathias Malzieu. Creo que el ser un cantante, lo ayudó. Después de todo, para transmitir emociones al cantar, se debe tener cierto talento.


       Nos frotaremos el uno con el otro hasta chamuscarnos el esqueleto, y cuando el reloj de mi corazón dé las doce en punto, arderemos, sin necesidad de abrir los ojos


 


Tanto fue mi amor que vi la película, y la amé. Incluso sí es diferente y tiene otro final. Incluso si las características cambian, creo que tiene la misma magia del libro. Tal vez porque Mathias estuvo estrechamente relacionado con la producción e incluso él le hizo la voz a Little Jack, creo que es por eso.

"Jamás hubiera creído que es tan complicado mantener a nuestro lado a la persona que más queremos y deseamos en el mundo. Ella me ofrece su amor si exigirme nada, sin mezquindades ni problemas. Yo también le ofrezco todo lo que soy y lo que tengo y, sin embargo, ella recibe menos."


En fin, es un libro hermoso.

"El amor no es fácil todos los días."



lunes, 21 de julio de 2014

Encasilla/Desbarata.

Cuando era pequeña no pensaba que habían diferencias entre los hombres y las mujeres, a pesar de que mi madre siempre me las decía, yo no las entendía. Para mí, todos éramos iguales.

Al crecer comprendí que el sexo es un mecanismo de la naturaleza, el que hayan machos y hembras en cada especie (salvo las hermafroditas, como las angiospermas)  es para la supervivencia de los seres que la componen. 

Luego llegó lo que me decían en mi escuela (la cual era altamente religiosa: "colegio de monjas" le dicen), donde la biblia era el modelo a seguir. Me la leí entera, no por fe. Sino para saber de qué se trataba, después de todo es un libro y bueno, creo que esa es otra historia. A lo que voy es que, religiosamente hablando, hombres y mujeres fueron creados por Dios, a su imagen y semejanza, para que se multiplicaran y dieran origen a la humanidad. 

Aún con eso, para mí, seguíamos siendo iguales. 

Una vez fui cuestionada en mi escuela por eso, me creyeron "lesbiana". Me satanizaron, humillaron y bueno, obviamente lloré. Creo que jamás nadie me ha tratado tan mal como la religiosa que era la directora en ese entonces. Mi colegio era de puras féminas, y yo siempre he sido altamente cariñosa, por abrazar a una amiga me trataron como una enferma, la cual debía ser corregida. Mi mamá casi incendia el establecimiento por eso.

Ahora, han pasado muchos años, desde que tanto  la ciencia como la religión (la cual obviamente no creo ni practico, por otros motivos) me han dicho de que hombres y mujeres no son iguales. Pero yo sigo pensando que lo somos. Soy muy terca, lo sé.

Es por eso que no me gustan las definiciones, no me gusta que me tilden de lesbiana, ni bisexual, ni heterosexual; de nada de esas cosas. Yo soy lo que soy y amo a quien amo. No me enamoro de un hombre, ni de una mujer. Me enamoro de la persona interior, de lo que cree, de lo que piensa, de cómo puede expresarse, de cómo es, de cómo mira la vida. Me gusta creer que yo me siento atraída a las personas que piensan que pueden hacer algo por el mundo, de tal vez un idealista o una soñadora, no me importa. Mientras me cautive por lo que es, para mí es más que suficiente.

El amor es más que tener relaciones, es más que órganos sexuales, es más que géneros y cánones. Cuando sientes esa alegría y conexión con una persona, simplemente la sientes sin pensar. 

Creo que el mundo sería un lugar mejor sin tanta preocupación por quién se quiere, sin tanta curiosidad por quién quiere el otro. Sin meterse en los sentimientos de los demás, sin que nadie me obligue o me diga a quién debo querer. Un mundo donde no se odie a alguien por lo que siente. Sí, supongo que sería un mundo mejor.

Pero, por lo general, no somos así. Siempre deben estar todos firmemente formados en la línea que alguien pensó que era lo correcto. Una religión o tal vez un pensamiento que nadie se ha planteado si es errado o no. Nadie lo cuestiona, ¿por qué? 

Yo pienso que no lo es. Por supuesto que no. 


martes, 10 de junio de 2014

¿Qué pasa cuando las personas que deberían protegerte te agreden? ¿Cuando los uniformados policías van y te amedrentan como pueden? ¿Cuando cortan tu derecho a expresarte? ¿Qué pasa cuando el miedo es la única herramienta de represión? Cuando las amenazas dejan de tener sentido, ¿las armas se justifican para poder imponerte?

Con el paso del tiempo las manifestaciones sociales han sido reprimidas con mayor violencia, con mayor ahínco en las persona que graban lo ocurrido. Como si de alguna manera, fuesen castigadas por el simple hecho de salir a la calle a expresar lo que piensan.

En mi universidad nos reprimen todos los días, es una "represión pasiva". Todos los días, a toda hora, hay unos piquetes de policías afuera, preparados y listos para cualquier evento que ocurra. Es "por protección"...¿protección de quién? ¿Por qué se gastan recursos en vigilarnos, cuando podrían estar en las poblaciones atrapando narcotraficantes...? ¿Salvando personas?  ¿Es más importante cuidar la propiedad de la universidad que salvar vidas...? Al parecer sí lo es.

En las marchas, sobretodo las estudiantiles, la fuerza policial es desmedida. Increíblemente desmedida. No hacen distinción entre niños, hombres, mujeres, abuelos... cualquiera es un posible subversivo y debe ser vigilado, amedrentado y en lo posible: arrestado.  ¿Por qué? Para justificar los destrozos que pasan, destrozos son de unos pocos, algunos sospechosamente viejos, y que son lo único visible en la televisión de este país. Las marchas por la educación, son empañadas, ensuciadas y catalogadas de un mal para la sociedad y la caja idiota promueve eso, mostrando sólo las piedras y los semáforos rotos.

¿Carnaval? No, claro que no. ¿Pancartas? No, sólo fuego. ¿Miles de personas? No, sólo diez que estaban quemando un neumático.

Violencia desmedida contra jóvenes que NO hacen nada, sangre derramada en las calles de personas que dan todo por los ideales que tienen, por los valores que no se tranzan, incluso bajo el yugo de la luma o del agua sucia de un carro lanza agua.

La violencia jamás podrá sacar nada más que violencia. Ni siquiera es violencia "inteligente" es simplemente ira, rencor, enojo desmedido contra todo y contra todos...



No sé hasta dónde llegaremos, pero aún así mantengo firme mi convicción de que podemos seguir luchando por obtener algo mejor de lo que nos dan. Algo mejor para todos, incluso para los hijos de aquellos que nos golpean, incluso para la familia de aquellos quienes nos reprimen, incluso para la salud de aquellos mismos que abusan de su poder, sólo por tener una placa o un arma en el cinto.

Porque los ideales van mucho más allá de eso. Va más allá del golpe, más allá de la pistola. Las ideas son mucho más fuertes que la violencia y lo saben. Por eso temen, por eso nos golpean, porque saben que incluso bajo las horas de presidio, incluso bajo los golpes y vejámenes, seguiremos estando presentes y yo sé, que secretamente...muy dentro de su corazón ellos también quieren que así sea, porque lo necesitan. Todos necesitamos creer que somos más fuertes que las armas, todos necesitamos creer que los ideales no se cambian, ni se venden... porque al final del día, es todo lo que tenemos.

domingo, 8 de junio de 2014

Los huérfanos del mercado.

"Hijos del lucro", así nos llaman a los estudiantes hoy en día. Hijos de una educación que es, en muchas partes, de deplorable condición. Es marginal, discriminatoria, y para nada equitativa, por dios, equitativa: eso es lo que menos tiene.

Somos los hijos del dinero, los hijos perdidos de un Estado que no vela por nosotros. Somos clientes, no beneficiarios. Somos un número, no un estudiantado. Somos unos rotos, comunistas y marxistas (como si eso fuese malo, aún no entiendo por qué usan una ideología como insulto), no somos gente que de verdad lucha por algo justo. No, claro que no, porque $3.000.000 puede tenerlo cualquiera, eso es un año de educación en cualquier universidad de aquí,  y  está al alcance de todos, por supuesto.

En la calle me han apaleado, me han gaseado con gas lacrimógeno, me han mojado con agua sucia (y con más gas) y todo por exigir mi derecho como ciudadana a expresarme. He visto como han tomado presos a compañeros, a mamás, a niños, a abuelos, a papás y todo por exigir un mejor futuro para este país.

Las cosas no están bien aquí, claro, está mejor que en otros lugares, de eso no puedo decir nada. Pero tampoco están bien. Si fuese así no saldríamos miles a la calle a pedir una educación digna, una educación donde todos tengamos la oportunidad, donde todos podamos estudiar. ¿Tal difícil es de entender? ¿Por qué el niño que nace en una población marginal, jamás podrá ser un médico? Porque no puede pagar, puede ser el más apto, el más inteligente, pero si no tienes ese papel verde, no existes, para nadie. Es un papel, por todos los diablos...un papel que por sí sólo no tiene ningún valor... ninguno. La sociedad se lo da, la sociedad mata por un poco más de ese papel...y no vale nada.

Oportunidades, eso es todo lo que pedimos. Nada más. No pedimos que la educación la paguen los más ricos, ni que los que tienen más dinero mantengan a los que tienen menos. Pedimos que, por ejemplo, el cobre sea renacionalizado, que vuelva a ser nuestro. Que el royalty que pagan las mineras deje de ser un mísero porcentaje, es nada lo que pagan. Lo sé, porque mi papá trabaja en una, es casi una burla, considerando que están extrayendo mineral y dejando en deplorables condiciones el ambiente donde están las mineras (Sin ir más lejos, los tranques de relave que traen contaminación a donde sea que estén)

Necesitamos una educación digna para todos, de calidad. Donde los profesores sean profesores por vocación no porque "no les quedó de otra". Donde el sueldo de un animalejo de la televisión (el cual no aporta nada a la cultura ni  al avance del país) no sea más alto que el de un profesor, de un sacrificado profesor que está inculcando y formando a los futuros profesionales de todo un país. Los profes ganan una miseria, por eso nadie quiere serlo, a veces el dinero vence a la vocación, y si somos honestos ¿quién se sacrificaría a vivir con lo justo teniendo otras oportunidades?

De eso también habla la calidad, de los mentores y no sólo de los alumnos.

Gratuidad, que sea gratis. Entendiendo que la educación es per se un derecho y no un "privilegio". Todos tenemos el derecho de educarnos, de recibir lo mejor que podamos, sin tener discriminación socioeconómica, religiosa o sexual. Todos tenemos el derecho a recibir una educación que nos garantice un mejor futuro, incluso si no tengo el dinero para pagarla, incluso si soy musulmana o judía, incluso si soy heterosexual o lesbiana. Tengo el mismo derecho que todos a educarme, y educarme bien.

Las cosas no van a llegar solas. Los políticos no van a bajarles los humos caritativos y comenzarán a hacer reformas de verdad. Es obvio, porque no les conviene, casi todos ellos están asociados a las grandes empresas que ganan con la educación. Porque lucran, como si fuese un supermercado.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Sé bien que tirar bombas molotovs tal vez no arregle el mundo, y que incendiar cosas no cambie nada. Pero creo que a lo que los rebeldes apuntan, es a la desestabilización del sistema, que el sistema imperante en este país, el crudo y frío capitalismo, se rompa. Colapse en sí mismo y tengamos que buscar otros métodos por los cuales regirnos.

Siempre tomo como ejemplo la revolución francesa, por la cual se abolió la monarquía mediante el corte de cabezas de los grandes mandos. Claro, no pretendo ir al senado y cortarles la cabeza a cada seudópolítico que encuentre (aunque me gustaría muchísimo), eso no sería lo más adecuado, creo. Aunque sí de una manera simbólica hacer lo mismo. Abolir el poder de que unos pocos hagan lo que gusten con nosotros, con nuestro futuro y el de nuestros hijos.


Que gente de verdad tome el relevo de tantos cargos manoseados y prostituidos en post del aparente desarrollo como país. Exterminar para siempre la aparente enfermedad de la cual padecemos hace ya, tanto tiempo.

Que nosotros, las nuevas generaciones, alcemos el poderío que sé que tenemos. Puede que uno de nosotros no cambie nada, pero unidos, sé que podremos cambiar muchas cosas... Sé que se puede. Llevamos años en la lucha por un derecho que necesitamos, y jamás nos hemos rendido, así que sé que la energía está, la conciencia también. Es cosa de tomar todos estas variables y ajustarlas en la ecuación para poder encontrar la tan esquiva "x" del problema.

Está en nosotros, los huérfanos del mercado, cambiar nuestro futuro. Cambiar el futuro de este país, para las generaciones venideras. Para que, tal vez no yo, pero sí mis hermanos pequeños puedan tener una educación digna. Tanto secundaria como superior y que no tengan que vender hasta su alma para pagarla.


lunes, 2 de junio de 2014

Un día en Junio.

¿Crees es la reencarnación...?

¿En volver a este mundo luego de que hayas muerto? ¿Otra oportunidad de hacer las cosas bien?

Yo no lo hacía, pensaba que moríamos, y eso era todo.

Pero, luego de ti, necesito creer en otra vida. Después de todo, eso me dijiste... ¿no?

"Tal vez no en esta vida, pero en la otra tal vez exista un tú y yo..."

Aún lo recuerdo. Luego de años...ya no te amo, ya no más, pero aún tengo la esperanza de que en otra vida sí poder amarte como yo deseaba, sí poder estar contigo... sí poder ser alguien importante para ti.

Quiero creer que algún día, tal vez dentro de mucho tiempo, sí poder quererte sin nada que temer, poder estar a tu lado y sentir que te hago feliz...después de todo, eso es lo que siempre quise.

Quiero creer que el reencuentro vendrá pronto...que lo que sentí desde el primer momento en que te vi, lo sienta de nuevo, en otra vida.

Sentir que ya te amaba, aún cuando era muy pequeña para saber qué era el amor. Sentir que ya eras parte de mi vida, aún sin saber tu nombre. Volver a tomar tu mano a pesar de que apenas te conocía. Ser tu primer beso, o tu primer amor...o tal vez el último.

Puede que ya no te ame, pero sé que volveré a hacerlo, tal vez no ahora, no como la niña que dio todo por ti, sino como tal vez otra persona... en otro tiempo, en otras circunstancias, sin todo la mierda que teníamos en medio. Sin restricciones.

Tal vez en esa vida, sí te arriesgues, tal vez no tengas miedo. Tal vez sí creas en mi cariño, lo suficiente.

Yo sé que te amé como nunca amaré a nadie, fuiste todo para mí. Sé bien que conoceré a más personas, y que probablemente termine con alguien más, es lo más seguro.

Que con el tiempo, olvide como era tu rostro, o tu olor. Han pasado casi tres años y aún recuerdo casi todo, pero mis memorias se fragmentan...y sé que al final sólo me quedará tu nombre como un concepto en mi cabeza, y sólo ahí existirás... Lo sé, soy la bastante madura, ahora, para verlo.

Puede que olvide todo lo que pasamos, todo lo que vivimos, fue algo tan corto, tan efímero que hay momentos en que dudo que pasó...en que si no fue una invención de mi cabeza, o un espejismo de mis deseos...pero confió en que sí te conocí, y que sí te amé. Confió en aquello, como confió en que el sol sale todos los días, aunque no lo veamos...

El invierno siempre me recuerda a ti, la lluvia o el frío, es como si viviría entre las gotas del cielo, de nuevo junto a ti. Es por eso que la melancolía vuelve en esta época, donde el sol pocas veces se deja ver...porque me recuerda la época donde fui feliz, y donde fui la persona más miserable del mundo, es una dicotomía tan extraña, pero tan cierta. Me diste los mejores momentos de mi vida, y también los peores, pero aún así, jamás me arrepentiré de haberte visto ese día, aún cuando éramos una niñas tan pequeñas...

Creeré en que moriré, y que tú también lo harás, y luego, tal vez podamos estar juntas. Tal vez...todo se basa en las posibilidades, después de todo, es lo único que tengo. Contigo aprendí que para el cariño, jamás hay certezas, jamás hay que dar por sentado nada... El cariño puede ser tan fuerte como roble, o tan volátil como el oxígeno, dependerá de nosotras.

Espero un día, volver a quererte. Sólo eso pido, volver a mirarte y sentir que puedo amarte como lo hice un día, por allí por el frío mes de Junio.

jueves, 15 de mayo de 2014

Cree.

 ¿Alguna vez pensaste en que amarías a alguien con tanta fuerza que podías sentir como tu corazón se salía de tu pecho? ¿Sentiste eso alguna vez? ¿Amaste con tanta vehemencia que no te importaba darlo todo? ¿Le abriste tu alma a alguien? 

Es bastante hermoso hacerlo, la verdad. Dejar que alguien venga y dé vuelta tu mundo, que te haga sentir como si sólo tú existieras en el universo, y que te hiciese feliz, de una manera que jamás sentiste antes. Es bastante hermoso.

Todo amor conlleva una gran responsabilidad (parafraseando el Tio Ben), estás a cargo de un frágil corazón, estás con el arma apuntando a su alma, con la recámara totalmente cargada y lista para disparar. Con la alta posibilidad de destruir a la persona que quieres, eso es el amor.

 Es dejar que la persona lo tenga todo de ti, tenga tus sueños, tus esperanzas, tus anhelos, tu alma y confiar en que jamás los destrozará. Tener una confianza ciega en esa persona, eso es amar.

Es dejar que la persona destroce todos los muros que tenías para protegerte, romper tu orgullo, tu desconfianza, esas barreras de protección que tenías para que nadie pasase. Esas espinas que impedían a cualquiera acercarse lo suficiente para tocarte. Eso es entregar todo de ti.

¿Y sabes qué? Jamás debes arrepentirte de haberlo hecho, incluso si rompe todo de ti, incluso si destroza tu corazón, incluso si te disparó sin ningún reparo, incluso si tomo todos tus sueños, tus anhelos y tus esperanzas y limpió el suelo con ellas, no debes arrepentirte, nunca. ¿Por qué? Porque cuando lo hiciste, lo hacías de corazón, lo hacías creyendo realmente en ese amor, cediste parte de tu alma y la entregaste, y no debes retroceder de eso. Jamás debes arrepentirte de algo que hiciste con toda tu alma. Jamás debes dar un paso hacía atrás y marcharte.

Si alguien te rompió el corazón, repáralo. Llora lo que tengas que llorar y vuelve a pararte. Y por sobre todo, no temas volver a amar. Jamás temas de hacer algo que quieres. La vida es demasiado corta para ir dudando de todo, demasiado efímera para sentarse y llorar. Es sólo un suspiro y se acaba.

Vive, enamórate, desenamórate, vuelve a enamorarte y ama. Nada vale la pena como dar tu corazón a alguien, como entregarte por completo a alguien y sentir que la otra persona hace lo mismo contigo. No temas, sólo entrégalo y vuelve a creer que esta vez, nadie lo destrozará.  Porque tal vez, esa persona no lo haga.

Cree y vive. Vive y ama. Ama y sé feliz. Sé feliz y cree. 


Chile, hogar dulce hogar.

Sé que las elecciones pasaron hace mucho tiempo, y que ya no importa. Pero, encontré esto en mi tarro de la basura, y como ahora tengo este espacio, decidí subirlo. Está bastante desfasado con la contingencia nacional, puesto que ya tenemos presidenta, pero increíblemente, lo leo ahora, y es como si fuera la misma mierda de hace unos meses... Incluso, de años.

"Porque este es Chile, el país donde la gente vota por una candidata, sólo porque es mujer. Porque este es Chile, el país donde una persona que consume marihuana pasa más tiempo presa que gente que estafa y se colude a costa del pueblo, y sólo tiene que pagar una multa y asistir un año a clases éticas. Porque este es Chile, el país en el cual sí te atreves a reclamar, levantar la voz o criticar por lo justo, eres un comunista de mierda, un roto picante que quiere todo gratis. Porque este es Chile, el país que tiene por presidente a un señor que destaca la madurez de una niña violada de 11 años, madurez que se ve claramente cuando dice que el bebé será igual que una muñeca. Porque este es Chile, el país en el cual la gente ve como la pisotean, se los pasan por la raja, y sólo agachan la cabeza. Porque este es Chile, el país que muestra más horas de farándula, que periodismo de verdad. En vez de tratar los problemas del país, tratan los de Quenita Larraín. Porque este es Chile, el país  en el cual tu puedes gritar lo más fuerte que puedas, pero nadie te va a escuchar. Porque sólo eres un capucha destroza semáforos. Porque este es Chile, el país donde los que deberían estar detrás de las rejas, están detrás de mesas, con trajes y corbata, ganando mil veces el salario mínimo. Porque este es Chile, donde $210.000 es un salario espectacular, en palabras de la candidata Matthei. Porque este es Chile, el país en el cual los Tocopillanos están luchando por una salud digna, y nadie tiene puta idea, porque en la tele importa más quién se acostó con quién. Porque este es Chile, mi país, donde nací y país en el cual vivo. Pero tengo la esperanza de que no sea el país en el cual mis hijos tengan que nacer, ni vivir. Que sea un país mejor, tal vez no el más bonito, ni el más grande, pero si más justo y digno. Donde no se celebre la muerte de nadie, donde no se entre a un lugar de oración y destruirlo. Donde no se tengan que pesar a llevar las libertades y derechos de unos, para hacer valer las libertades y derechos de otros. Donde cada voz importe, y no sólo de las voces que tengan más dinero. Donde las personas con diferente orientación sexual puedan salir sin temor a que las muelan a golpes en las calles. Un país donde se entienda que el amor es amor, sin excepciones ni apellidos. Un país que construyamos todos, un país de y para todos. "

Nada ha cambiado, nada.

martes, 15 de abril de 2014

Carta de un Porteño

"No se preocupe, señor turista, no se está quemando la Sebastiana. El muelle Prat está protegido, al igual que los cafes-boutiques del Cerro Alegre. Los bares del puerto y los pubs de Cuming siguen atendiendo, fabricando ebrios en la ciudad con mayor tasa de alcoholismo en Chile. 
Los fuegos artificiales se verán igual este año, porque los lindos miradores siguen en su sitio. El muelle Barón está lejos del fuego, así que el proyecto mall sigue en pie. Si incluso las casitas de colores se han salvado, las que arden hoy son las de color gris, esas que no salen en las postales.
Los que corren hoy, son los que siempre han corrido, corren todos los días pa’ tomar la micro, corren porque no tienen ascensor en su cerro, corren para llegar temprano al Van Buren y alcanzar un número.
Los que corren hoy, con poquitas cosas, son los que menos cosas tenían para perder. No se preocupe, señor turista, el incendio está lejos del Grand Hotel Gervasoni, hoy se quema el conventillo de la peruana, las casas que brotaron como callampas en los cerros. Arden los barrios que no salen en su mapa, porque en él todo acaba en la Av. Alemania.
Tengo que decirlo: me indigna leerlo preguntando por los ascensores. No entiendo que se alegre por la plaza Victoria indemne, cuando ya son doce personas las que han muerto calcinadas.
No entiendo que pregunte por la casa de Neruda, si a él ya no le sirve, pero a quinientas familias la suya sí.
Usted tiene otros 38 cerros que visitar el próximo verano, pero ahora son diez mil los evacuados que no tienen dónde ir. De qué nos sirve el patrimonio si no hay humanidad”.

Carta de un porteño a un turista, encontrada en los más lúgubres lugares de la web, alejada de cualquier medio de comunicación masivo, ¿Por qué? Porque dice la verdad, y cualquier cosa que sea verdad, atenta contra la moralidad de este país. La verdad aquí es ocultada bajo toneladas de fútbol y escándalos de gente que se hace llamar "famosa". La verdad es ultrajada, manoseada y vendida al mejor postor, a cambio de estatus, poder y dinero. 
Cuando nos quitan la verdad, ¿qué más tenemos que perder? Nada, y ya saben lo que dicen de la gente que no tiene nada que perder. 

"Peligroso aquel que no tiene qué perder"

sábado, 12 de abril de 2014

El amor

"La homosexualidad es un pecado"
 "Te irás al infierno"
 "La homosexualidad es una enfermedad"
 "Tanto te gusta el pico, maricón?"
 "Inmorales"
 "Asquerosos",
"Antinatural"
"Lacras"

Tantas cosas he escuchado y leído a lo largo de mi corta vida, tanto odio y discriminación, tanto miedo a lo diferente. Tanta rabia a lo desconocido, pero sobre todo, tanta ignorancia... Aún no encuentro la razón al por qué, ¿por qué odian tanto? ¿Tanto les molesta ver a la gente feliz? ¿Tanto les molesta el amor? 

Está bien ver una porno, en la privacidad de su casa, de dos mujeres haciéndolo pero si ven en el parque a dos mujeres tomadas de las manos, ¿qué se espera? Gritos, ofensas y miradas de asco. Doble estándar, doble moral de una sociedad intolerante, de una sociedad con miedo a sí misma. Donde algunos justifican su odio con Dios:
"No, es que la biblia lo dice"
 "Dios los odia" 
"Se quemarán en el infierno" 

Y yo me pregunto, la frase "Ama a tu prójimo", ¿acaso tiene excepciones? ¿Acaso simplemente el amar no es suficiente? 

Yo creo firmemente en el amor, del enamorarse de la persona. Del descubrir el amor detrás de lo que se es, y no de lo que se tiene.

 ¿Por qué fijarse en la belleza exterior? Si al final, al termino de tus días, ¿es lo primero que se te irá? 

Amar a lo de adentro, sin mediar en lo de afuera...Ser capaz de ver más allá del cascarón exterior, es algo que pocas personas hacen, pero creo que ese es el amor de verdad, el que va más allá del sexo, más allá de la apariencia, más allá de todo lo vano y superficial...Eso es amor; incondicional, fiel y noble, del que casi ya no existe, pero que aún vive a duras penas en lo más profundo del corazón de cada uno, sólo tenemos que encontrarlo y simplemente ser felices, por lo que amamos, por lo que somos, sin miedo, sin temor, sin prejuicios, sólo nosotros y el amor.

jueves, 3 de abril de 2014

Historia de una chilena.

En teoría, los terremotos son movimientos bruscos y cortos de la corteza terrestre que se produce cuando se libera energía acumulada en las placas tectónicas, más específicamente en las fallas. La causa más común de terremotos es la subducción de las placas, es decir, una se superpone a la otra. En caso de mi país, Chile, es la subducción de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana la que causa que seamos el país más sísmico del mundo.

En general, a mí no me disgustan los movimientos telúricos, con el tiempo, hasta me han empezado a gustar. Siempre me ha fascinado la manera en cómo reaccionan los seres humanos ante situaciones que no pueden controlar. Además las hormonas, como la adrenalina, me dan un tipo de placer que no puedo describir en estas líneas, supongo que es el goce inexorable de estar viva lo que me anima a disfrutar de lo que la mayoría teme. Aprecio en esos breves momentos de la fuerza sublime de la naturaleza, esa es una de las razones de las por cuales me gustan los temblores, sismos y ocasionales terremotos. Como alma científica, amo observar, experimentar y realizar teorías acerca de lo mucho que pareciera que nos afecta como país dos minutos de un fuerte movimiento.

En el 2010, tenía alrededor de 14 años y estaba de vacaciones de verano. Era una beba que no entendía de muchas cosas. Ese día había salido, y aún estaba con la excitación propia de alguien que no sale mucho al exterior.

Me acosté alrededor de las tres de la mañana, bastante tarde para alguien de mi edad, aunque siempre he pecado de ser una noctámbula sin remedio. Debí haber dormido diez minutos, cuando aullidos de perros me despertaron, eran gemidos temerosos, como de advertencia, un grito de huida. Años después entendí que los cánidos nos estaban advirtiendo, después de todo, los perros ladran para comunicarse con ser el humano, no entre ellos. Un leve movimiento se hizo presente en toda mi casa, y probablemente en toda la comuna, esos días había temblado seguido, así que no le tomé importancia y me cubrí con las sábanas.

Precedía a cerrar los ojos cuando un grito iracundo de lo más profundo de la Tierra terminó por sacarme de la cama, a tiempo para sentir en todo su esplendor un sismo de 8,8 Richter. Mi casa era antigua, de los años 50' probablemente, pero aguantó con gallardía el movimiento de más de 2 minutos. Sentía las bocinas y alarmas de los autos, creo que ese ruido hasta el día de hoy me desespera. Escuchaba gritos a lo lejos, tal vez de mi familia, tal vez de mis vecinos, en fin. Todo era una amalgama de gemidos, de gritos implorando ayuda. Yo sólo me preocupaba de que nada me cayera encima, en mi pieza tenía bastantes libros en repisas sobre mi cabeza, así que tuve que esquivar por primera vez enciclopedias y un gran tomo de Edgar Allan Poe. Sentía muchos rezos, probablemente de parte de mi madre o de mi tío, yo no recé. Había perdido mi fe y todas mis creencias dos años atrás. No tenía a quién pedirle que se detuviera, a ningún ser superior a quien implorarle por misericordia, ya no creía en eso, así que sólo cerré los ojos y esperé, no podía ser eterno.
 Es increíble lo agudo que se vuelven tus sentidos en situaciones extremas, como sientes todo con mayor dedicación, como hueles, escuchas o ves con mayor precisión. En ese momento podía escuchar con claridad las copas rompiéndose, todo cayéndose, todo lo que estaba bien hace menos de cinco minutos estaba en el suelo, con una deformación plástica, que no tenía retorno. Me acuerdo que teníamos un televisor grande, que pesaba demasiado y que se precipitó al suelo como si no pesase nada. Como si no fuese nada, en efecto, lo era. Por mi ventana podía ver rayos de color morado, los cables de electricidad se golpeaban entre ellos, generando cortocircuitos que teñían de amarillo, morado y rojo el cielo nocturno de un caluroso febrero.

Y de la nada se detuvo, justo como empezó.

Fueron alrededor de cinco minutos lo que todo pareció haberse silenciado, sólo con el sonido de las alarmas de los vehículos de fondo, nadie hablaba, ni en mi casa, ni en la de al lado. Hasta que mi papá reaccionó y bajo las escaleras para desactivar el seguro del auto, y detener el ruido incesante. Mi mamá nos preguntó cómo estábamos, mis hermanos pequeños asustados, yo también. Pero eso no me detuvo para volver tras mis pasos y sacar a mi perrita debajo de la cama, creo que jamás sentí que un ser vivo dependiese tanto de mí, como en ese momento. La abracé y ella me incrustó sus garras en mi espalda, en un acto reflejo al miedo que aún estaba latente.

Nos calzamos zapatos y salimos en pijama a la calle. Ese 27 de febrero había luna llena, la cual bañaba con benevolencia a un oscuro Santiago. Jamás había visto a la bullida y luminosa capital tan demacrada, habían escombros en el suelo, humo empezaba a salir de algunos incendios aislados. Mi papá sacó el auto y prendió la radio. Yo sabía que en Santiago no existe ninguna falla que sea capaz de provocar un movimiento así, la más cercana es la de San Ramón, pero la capacidad de ésta es de máximo un sismo de grado 7, y ese no podía ser el grado de lo que acababa de vivir. Así que pensé que esto venía de otra región, que lo que aquí había dejado algunos muros en el suelo, en otra parte había matado gente. Y no me equivocaba. En el sur del país, más específicamente en el mar frente a Cobquecura, al noroeste de Concepción. Nadie sabía de cuánto había sido, y los medios decían que había sido un "Sismo de fuerte intensidad", jamás he entendido por qué aquí en Chile, llaman sismo fuerte, al movimiento que en cualquier otra parte del mundo sería terremoto. Es curioso, y ahora llega a ser tragicómico, es un chiste interno arraigado en nuestra cultura.

Eran las 3:50, y dieciséis minutos habían pasado desde el terremoto, y ya se sabía que había sido mayor a 8. Y que probablemente era uno de los más fuertes movimientos en el país, y de tal vez, el mundo. Lo cual terminó siendo.

Yo llamaba a mis amigas por celular, estaba preocupada por ellas, hace menos de doce horas había estado charlando con ellas, y ahora no sabía siquiera si estaban vivas. Mi papá me quitó el teléfono y me dijo que era inútil, que los computadores que veían las comunicaciones estaban en el piso, hechos mierda.

Así nos mantuvimos afuera, por alrededor de dos horas, charlando entre todos, recogiendo las cosas del suelo, limpiando. Nadie lloro, ni siquiera mis hermanos pequeños. Mi mamá decía que teníamos que volver a pararnos, que no sacábamos nada con lamentar, estábamos vivos y eso lo único que importaba. Hasta el día de hoy, atesoro esas palabras y las mantengo como un mantra en mi vida. Alrededor de las cinco de la mañana, mis hermanos y mis padres se durmieron, todos en la cama matrimonial. Yo no podía dormir, tenía demasiadas preguntas, y muy pocas respuestas. Escuché la radio hasta que se me acabó la batería del celular, no tenía energía eléctrica, se había cortado en toda la capital, de hecho, fue un milagro que tuviésemos agua.

Me mantuve pensando, ahí sentada en el suelo, un par de horas más hasta que mis papás se levantaron.

La luz del día nos mostró el real impacto de todo, dos muros de mi casa estaban en el piso. Y así todos los muros de los vecinos estaban en las mismas condiciones, éramos como una gran y sola mansión. Por meses estuve así, creo que no salí al patio en ese mismo tiempo, nunca he sido muy sociable, y sin muros, bueno mi privacidad se había convertido en un lujo.

Y así transcurrieron cinco días sin electricidad y sólo nos enterábamos de las sucesos exteriores por la radio de la cocina. Nos enteramos de que hubo un maremoto en las costas del sur, que mató e hizo desaparecer a muchísima gente. Ahora en retrospectiva, se ve que se pudieron hacer tantas cosas, dar un aviso temprano de tsunami, una alerta, evitar todas esas muertes. Pero lo hecho, hecho está.

Al quinto día, la energía volvió. Y lo primero que hice, fue prender la televisión y así pude darme cuenta de la verdadera magnitud de lo que había pasado. Me di cuenta lo limitada que era mi imaginación. Autopistas enteras, rotas y tiradas como si fuesen hechas de papel. Casas que parecieran construidas con cartas y derribadas por un fuerte viento. Una masa de agua gigante en una cuidad. Un barco en medio de una plaza. Y el triste icono, el edificio Alto Río, partido a la mitad en medio de la devastación.

Pensé que jamás podríamos recuperarnos, para mí en ese entonces el ser humano era un animal débil y estúpido, incapaz de tener resiliencia. Y me equivoqué.

La gente lloró lo que tenía que llorar, y después se pararon, se limpiaron las rodillas rasmilladas, y comenzaron a construir sus vidas de nuevo.  Jamás había sentido algún tipo de orgullo hacía otro ser de mi especie, hasta ese momento. Me sentí por primera vez, parte de algo más grande que yo misma. Y salimos adelante. Aprendimos de nuestros errores, y eso se notó en el terremoto del norte.

La gente evacuó cuando debía, estaba preparada. No tenían miedo y cuando los vi por la televisión, pude sentir ese orgullo de nuevo. Esa sensación de pertenencia, de que a pesar de que la mayoría del tiempo tenga una resentimiento por los seres humanos, y que los deteste, no puedo ignorar que tienen facetas de verdad admirables.

Sé bien que la gente se levantará otra vez, que llorará a sus muertos, y a las pérdidas materiales. Pero se repondrá, limpiará el desastre y volverá a empezar de nuevo. Cada veinticinco años, aproximadamente, nos estamos levantando y rehaciendo nuestra vida desde los escombros. Eso es lo que hacemos, lo que nuestros abuelos hicieron, y los que nuestros nietos harán, esta inculcado en nuestra cultura, es lo más preciado que tenemos; la capacidad de volver a pararte aún cuando el suelo bajo tus pies se haya movido. De luchar tercamente contra la adversidad, y de aprender de nuestros errores.

jueves, 20 de marzo de 2014

Preguntas.

¿Se puede reparar algo que está tan roto? Gente que piensa que la homosexualidad es una enfermedad: "Oh, hoy día no podré ir a trabajar, creo que amanecí demasiado homosexual esta mañana". Gente que cree que unas niñas de 11 y 12 años están preparadas para ser madre, defienden a los violadores y argumentan que lo inhumano  sería "obligarlas" a abortar... Gente que de verdad cree que los rotos y flojos quieren todo gratis. Una sociedad tan retrógrada y rota, ¿se puede reparar...? ¿Hay un límite en lo bajo que podemos caer?

De verdad gente que quiere hacer valer su derecho a abortar, ¿puede entrar y destruir una catedral? ¿Pasando a llevar la libertad de la gente que estaba adentro, gente que estaba manifestando su libre derecho a profesar su fe? ¿Desde cuando violamos los derechos de los demás para que nuestros mismos derechos sean escuchados? ¿Desde cuando el ojo por ojo se convirtió en una ley casi de supervivencia en nuestro país?  ¿De verdad seguir destruyéndonos puede arreglar algo que ya está roto? ¿De verdad gritar más fuerte en una sociedad que no escucha, puede llegar a servir de algo?

¿Es demasiado utópico seguir creyendo que la mentalidad de la gente algún día va a cambiar..?

¿Es demasiado tonto pensar que tal vez, en un futuro cercano las personas se respetaran unas a otras?

¿Entenderán las personas que están siendo pasadas a llevar?
¿Que sus derechos son casi privilegios?
¿ La frase "Amar al prójimo", acaso tiene excepciones?

 A veces me hace pensar que mi misantropía está bien justificada. Que la sola idea de pensar que venimos de un animal me hace pedirle perdón al mamífero por el insulto. Somos lo peor del mundo, prueba es que nos destruimos entre nosotros mismos, nos odiamos a nosotros mismos, nos discriminamos y le hacemos daño a los más inofensivos de nuestra especie. ¿De verdad siguen pensando que somos más que los monos o los insectos? No, estamos por muy debajo de ellos, por lo menos ellos tienen una conciencia como sociedad, nosotros no, y a la velocidad que vamos, creo que jamás la tendremos.

jueves, 13 de marzo de 2014

Blackbird.


El viento jugueteaba con sus cortos cabellos color canela. Levantó sus ojos pardos y las hojas de los árboles la saludaban en una extraña armonía. El tono bermellón del cielo avisaba con bombos y platillos que la llegada de la noche era inminente y el frío se colocaba por la delgada chaqueta que cubría su menudo cuerpo.

 Ahí yacía sentada en esa banca del parque, lo que le habían parecido años. Es curioso, en realidad, lo subjetivo que puede llegar a ser el paso del tiempo. A veces tan veloz; casi siempre cuando la dicha es inmensurable,  cuando disfrutas como nunca algún momento, o tal vez: a alguien. Y en otras ocasiones, es simplemente una tortura lo lento que pueden dejarse caer las agujas del reloj; cuando sufres, o cuando esperas algún suceso, algo que cambie tu vida, lo que sea. Cuando esperas, simplemente.   

Y ella llevaba toda su vida esperando. Tal vez por eso sus 16 años le habían parecido miles de eones. Tal vez por eso ella era tan madura, porque su tiempo avanzaba más lento. Cada cosa en su vida estaba pensada, al menos, 10 movimientos antes de que sucediera. Las consecuencias de lo que hacía, eran meditadas con más de 10 ramificaciones distintas. 

Cada pequeño suceso, por más insignificante que fuese, ella ya lo tenía pensado desde hace mucho antes. Era como leer el futuro, pero no, al mismo tiempo. Ella no era adivina. No tenía una bola de cristal, ni velas ni conjuros mágicos. Sólo tenía su inteligencia, y la capacidad de ver más allá del ahora. Cada paso que andaba, era pensado. Cada respiración que tomaba, era razonada. Cada palpito de su corazón, era planeado. 

Una genio, habían dichos los médicos y psicólogos. Un coeficiente elevado sobre la media, habían dicho sus profesores. Y un milagro, habían exclamado sus padres, con alegría.

¿Y para ella? Nada. Ni su nombre le sonaba como propio. A menudo se comparaba con un pequeño pájaro: con un pequeño y opaco Mirlo. Era un tipo de ave arisca, vivía sola, en su propio territorio. Pero al ser domesticados, eran despojados de su carácter natural, y cantaban encerrados en una jaula, hasta el fin de sus días. Sí, ella se sentía como un Mirlo. Atrapada en un jaula de oro. Pero atrapada, al fin y al cabo. 

Miró al frente con melancolía, una pareja joven estaba tomada de las manos y sonreían mientras hablaban animadamente. Ella jamás había experimentado la sensación de calor de otra mano sujeta a la suya, ni mucho menos un beso, como el que ahora se daba la feliz pareja. Sintió envidia y tristeza. Un pinchazo atacó con vileza su pecho, desentonando el calculado palpito de su herido corazón. 

Pequeñas lágrimas nacieron en sus ojos y recorrieron su níveo rostro hasta saltar hacía la muerte desde su barbilla al suelo del pequeño parque. Era su lugar favorito para pensar, para ser una con la naturaleza y, para sobretodo, dejar los deberes que le habían impuesto a tan corta edad.  Suspiró y limpiándose el líquido salado que aún emanaba de sus irises, se paró del lugar que la había acogido por toda esa tarde, y emprendió el camino a casa. 

Lentamente, contando. Derecho, izquierdo. Uno y dos. Sesenta y siete pasos desde la banca hasta la salida del parque, y sabía que le esperaban cuarenta y ocho más para su casa. 

Veinte, veinte y uno, veinte y...  Y algo la detuvo, una pequeña mancha negra se cruzó en su camino y se detuvo detrás de ella. Al volverse y enfocar más su vista, sonrío con ironía. Era un pequeño Mirlo, aún no era adulto y la miraba desde lejos, agitando graciosamente su cabeza de un lado para otro. A ella le pareció que la estaba invitando. Como diciéndole que lo siguiera. Miró el camino a su casa; veinte y seis pasos la esperaban para regresar. Se giró, dándole la espalda al pajarillo, con toda la intensión de continuar su camino, cuando el Mirlo cantó. Le cantó. A ella. 

No, no le cantaba a la niña de 15 años, a la genio ni a la coeficiente intelectual, ni menos al milagro. El pequeño pájaro negro, le estaba cantando al otro pajarillo que yacía dentro de la jaula de oro. Al que estaba atrapado. Le decía que se liberara, que lo rompiera. 

¿Qué debo romper?
 Rompe todo.

¿Todo?
 Todo. 

¿Por qué?
 ¿Y por qué no? 

Era la melodía de la vorágine, del caos, de la anarquía. Y el pájaro echó el vuelo. Y ella lo siguió. Sin contar. Sin pensar. Sus pasos se desestabilizaron de la cuenta meticulosa. Su corazón latió sin beneplácito. 

Y al fin alcanzó al pájaro.

Estaba en las manos de una muchacha de su edad. Su aspecto era etéreo. Su largo cabello rubio bailaba en la brisa de la noche y su rostro pálido contrastaba notablemente con sus penetrantes ojos negros. Una de sus delgadas manos acariciaba con delicadeza la cabeza del Mirlo, el cual cantaba, agradecido de los mimos.

Y la chica de ojos pardos miraba la escena, estupefacta. Los Mirlos no eran así. Se supone que eran ariscos con la gente, era solitarios. ¿Por qué ese Mirlo es así con ella?

¿Por qué?


¿Por qué es así?


¿Por qué con ella?


Salió de sus cavilaciones y se dio cuenta que la niña frente a ella la miraba con curiosidad, el pájaro había desaparecido, volado probablemente lejos de allí. Era libre, podía ir al lugar que quisiese. No como ella. Pero entonces, ¿qué hacía allí? 

Se sintió repentinamente ridícula, sus mejillas se tornaron calientes y se dio la vuelta, preparada para irse a su casa de una buena vez, su madre probablemente estaría vuelta loca.

Y entonces la niña le habló, un susurro. Un saludo, y la detuvo. Su voz era suave, arrastraba las palabras de una manera que resultaba hipnótica. Se giró, dándole la cara, y se sintió terriblemente torpe, debería contestarle el saludo, sino sería descortés. Mas era una extraña, no la conocía. 

Pero podrías...

Se sobresaltó, ¿qué había sido eso? Miró a todos lados, luego a la niña en frente a ella, quien la seguía mirando con curiosidad. Al parecer ella no había escuchado la voz. Entonces estaba dentro de su cabeza. ¿Esquizofrenia? ¿Su capacidad cerebral había llegado a tal punto de volverla loca? No, no era eso. No eran otras voces, era la suya propia. Hablándole. Buscó en  la base de datos de su cabeza, archivo por archivo, como si de un computador de tratase. Y  encontró lo que buscaba en un libro que había leído hace años. 

"La conciencia es la voz del alma; las pasiones, la del cuerpo"

La voz de su alma, ¿eso era? Ella no creía en algo como el alma. No, no era que no creyese. Era que a pesar de su inteligencia, jamás había pensado en ello. Jamás había logrado ver afuera de la caja. Y ahora lo hacía. ¿Por qué? ¿Qué sucedía con ella? ¿Qué era eso que sentía? 


Sus pensamientos fueron interrumpidos abruptamente por un calor ajeno en su mano. Y lentamente miró la fuente del calor: la mano de la extraña. Era suave y tibia. Estaba viva. Estaba tomándole la mano. Una extraña. Y no sentía miedo. No. Calor. Eso sentía, en el pecho. En el lugar donde latía desbocado su corazón. Por primera vez lo sentía así. Por primera vez sentía el calor ajeno. Sentía: estaba viva. Y recién se había dado cuenta.

Pudo sentir el sonido de la jaula abriéndose. El chirrido de las bisagras del que fue su hogar por tantos años, inundaba su sentido. La sensación de libertad era tan grande que no cabía en su pequeño cuerpo. 

Y sonrío. Elevó la mirada y le sonrío a la niña enfrente a ella. La niña de ojos negros le devolvió la sonrisa. Soltó su mano, y se despidió con la otra en un gesto infantil. Y se alejó por el camino apuesto del cual venía la muchacha de ojos pardos, la sonriente y libre muchacha de ojos pardos.

Enarboló su mirada al estrellado cielo, y respiro profundamente llenando sus pulmones con aire limpio. Se giró y continuó su camino. Tarareando un leve melodía. 


Mirlo que cantas en la madrugada
Coge estas alas rotas y aprende a volar
Durante toda tu vida, has esperado este momento
Para volar.

Mirlo que cantas de madrugada
Coge estos ojos hundidos y aprende a ver
Durante toda tu vida has esperando este momento 
para ser libre.

Vuela Mirlo...

Vuela.













lunes, 10 de marzo de 2014

Breakaway.

Estás ahí, a un paso de dar ese gran cambio. No sabes lo que te espera. Jamás has pensado demasiado en las consecuencias de tus actos: "Actúa primero, piensa después" es el lema que dirige tu vida. Lo has adoptado y enarbolado con honor todos los años que llevas en esta tierra. Pero ahora piensas, tienes miedo. ¿Qué pasará cuando lo hagas? ¿Qué cambiará en tu vida? Todo, o tal vez  nada. No lo sabes. Tienes temor de abrir la caja, de saber si el gato está vivo a muerto. Pero lo harás de todos modos, lo sabes. Tomarás ese riesgo, aceptarás el reto, y harás un cambio. Pase lo que pase seguirás -con dudas y tal vez arrepentimientos- avanzando. Te liberarás. Afuera está oscuro, y estarás sola. Pero la vida es así. Madurar implica tomar desafíos, equivocarse, caerse, golpearse y sufrir. Pero si eres capaz de ganar la contienda, de aceptar las equivocaciones, de levantarte, de limpiarte los rasmillones y superar el sufrimiento, entonces estás lista. El mundo te espera ansioso de lo que puedes lograr, a dónde puedes llegar, a qué distancia podrás volar. No sabes hasta donde te llevarán tus sueños, sí tocarás el cielo o te congelarás en el infierno. No lo sabes, pero ya no tienes miedo. Tienes valor, coraje. La vida es para vivirla, los que ganan son los que se atreven, los que sobreviven son los que luchan. Los felices son los que cumplen sus metas, y ahora lo sabes. Así que, sin dudar, das ese primer paso. No tienes idea a dónde vas, pero eso no es importante. Lo importante es que te desprendiste del miedo, lo dejas atrás, junto con lo que te impide avanzar. 

Y caminas, ya no hay inseguridad, no hay miedo, actúas al fin. 
Le sonríes a la mujer que tienes enfrente. Ella te sonríe de vuelta, con amabilidad.

—¿En qué le puedo ayudar, señorita?

—Un boleto de avión, por favor. 

Y has dado el paso, sabes que nada puede pararte ya, llegarás a donde quieras. Tocarás el cielo.

—¿Cuál es su destino?

Sonríes, ¿a dónde quieres ir? El mundo es tuyo, tómalo.

—Las estrellas, ese es mi destino.

La mujer te mira, y puedes ver en sus ojos, que ese es el destino que ella ha soñado también. 


Así de dolorosa es la Pureza.

No puedo evitarlo, miles de lágrimas saladas recorren mi rostro, no tengo la menor intención de detenerlas, ya no importa, haré lo que más me caracteriza, dejaré que mis sentimientos fluyan ,que estén a flor de piel y no los detendré, no quiero que se queden atascados en este corazón roto que yo misma resquebraje.

Sin querer mis pensamientos vuelven al pasado, como tuve la oportunidad de mi vida, y la deje ir por lo más importante que tuve, la felicidad de mí ser querido más valioso, por ti, Yamato.

Verte con otra persona me causa sentimientos tan diferentes que no puedo explicarlo. Sé de verdad, que Sora será una buena novia y que tú la amas, eso me llena de felicidad, estos forman parte del líquido saliente de mis ojos, pero también hay otro sentimiento que cala en lo hondo de mi alma, la tristeza, amado mío.

Los recuerdos de nuestro hermoso tiempo juntos son imborrables, y están grabados a fuego en cada parte de mi cuerpo. Aún está en mi departamento tu esencia, que me hace darme cuenta de que dejarte ir, fue lo más correcto que he hecho en mi vida, ya no eras feliz a mi lado, ¿verdad?

Puede que todos mis amigos piensen que soy superficial, e incluso tal vez un poco boba, pero la realidad es, que sí bien, soy un poco de ambas, también me doy cuenta de cosas que otros no pueden, porque ellos no se dedican a observar a los demás, yo sí y por eso pude darme cuenta como la mirabas, cuanto te preocupaba lo relacionado con ella. Empecé a dudar de tu cariño , te pregunté una y mil veces: "¿ Aún me amas?", dudoso respondías: "Claro, princesa". Ahora sé que aunque de verdad me amabas, sentías algo por mi mejor amiga. 

Mis dudas fueron aclaradas cuando una fría y lluviosa noche recibiste una llamada, era Sora. Sin despedirte corriste hacia su hogar, Tai la había rechazado. Desde ese momento nunca fuiste el mismo; distante, frío, incluso más que antes y me hizo preguntarme, ¿Qué hice mal? Y ahí lo entendí, ya no me amabas, tu corazón había sido capturado por la pelirroja poseedora del Amor.

No pude más, y terminé contigo, no dijiste nada, simplemente me abrazaste y te alejaste de mí.
¿Cuánto va de eso? ¿6 meses? Ahora tú estás con Sora y son felices. Y eso aunque suene cliché, también me hace feliz, sabía que a mi lado, no podrías ser feliz, no quería atarte a un amor que no sentías, yo aún te amo, y por eso sacrifique todo, para ver tu sonrisa todos los días, aunque no fueran para mí.
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Esta historia la escribí por el 2011. Pertenece al fandom de Digimon, y creo que a pesar de que es terriblemente cliché y una mezcla extraña entre romanticismo y drama. Me gusta. Es la primera que escribí, la que tuvo más comentarios, más visitas y más favoritos en ff.net de todas las historias que he escrito. Y creo fervientemente que es porque ha sido la única que escribí con el corazón.


I'm Back!

Odín, años que no escribía aquí, y cuando digo años, es: ¡AÑOS!
Pero bueno, borré todo lo que tenía escrito, para qué recordar cosas tan idiotas, meh. Borrón y cuenta nueva, suena mucho mejor. Sí, mucho mejor.
Aquí publicaré historias, relatos escritos por mí. Reseñas de libros, también. Comentarios de juegos, ¿por qué no?
Blog amplio y renovado, alejado del decrepito intento de blog profundo que era antes, me gusta.